Desde Victor Hugo hasta Baudelaire (L)
VICTOR HUGO Y EL
ROMANTICISMO FRANCÉS
El Romanticismo nació en Alemania
a finales del siglo XVIII, y se expandió tempranamente en Inglaterra. Europa
continental tardó más tiempo en recibir este movimiento, pero finalmente llegó.
En Francia, el Romanticismo tuvo una pequeña etapa de apogeo durante la
Restauración, y sus principales enemigos fueron el clasicismo y el racionalismo
de la Ilustración.
El Romanticismo francés vivió
muchos años en un discreto segundo plano. La tormentosa vida política francesa
de la época hizo que el clasicismo promulgado por la Ilustración no fuese
cuestionado. Posteriormente, el Romanticismo ganó esta batalla gracias al
posicionamiento de muchos jóvenes autores que defendieron la libertad de los
artistas y la independencia, como Théophile Gautier, Alfred de Musset y
Sainte-Beuve.
En Francia, el Romanticismo
ofreció desde el inicio dos tendencias:
-
Liberal, que insistió en la rebeldía y la
libertad.
-
Conservadora, que se centró más bien en las
tradiciones y el pasado nacional.
La poesía romántica francesa no
destaca demasiado en comparación con los grandes autores de fin de siglo. Sin
embargo, la figura de Alfred de Vigny fue muy importante.
En cuanto a la novela, se
cultivaron dos subgéneros: la novela histórica y de aventuras (Victor Hugo,
Alejandro Dumas), y la novela social (Stendhal y Victor Hugo (Los Miserables)).
La gran figura del romanticismo
francés fue Victor Hugo, que evolucionó del conservadurismo al progresismo y
cultivó todos los géneros. Como dramaturgo, el estreno de su obra Hernani marcó el inicio del teatro
romántico. Victor Hugo destaca sobre todo como novelista, y cultivó ambas
tendencias: la novela histórica y de aventuras con Nuestra Señora de París y la novela social con Los Miserables.
Entre otros autores cabe destacar
a Prosper Merimée, Théophile Gautier y Gérard de Nerval.
LA NOVELA REALISTA FRANCESA. GUSTAVE
FLAUBERT “Madame Bovary”.
Causas históricas y sociales
influyeron en que Francia fuese la cuna del Realismo. Durante el siglo XIX, el
proceso de industrialización significó el enriquecimiento rápido de la
burguesía industrial y la aparición de la clase obrera. La burguesía sustituyó
a la aristocracia, y exportó sus valores a todos los ámbitos de la sociedad. El
público que consumía literatura era burgués y los escritores en su gran mayoría
también lo eran. Por ello, no es de extrañar que burgueses fueran también los
valores que en la literatura sobresalieran.
Los novelistas de la época hicieron eco de
todos estos cambios, protagonizados por personajes que representaban el
entramado social de la sociedad capitalista francesa.
La novela realista francesa
apareció como una reacción frente al Romanticismo y cubrió buena parte del
siglo XIX. Muchos escritores se opusieron a la estética romántica y promovieron
una nueva forma de escribir. Al exotismo y la fantasía desbordante de los
románticos le sucedió una literatura de corte realista, cuyo objetivo era
describir la existencia en sociedad.
El desarrollo de la prensa
periódica supuso el aumento del público lector. Ésta solía incluir entregas de
relatos y novelas. La novela resultó ser el género idóneo para retratar a la
sociedad capitalista del momento, ya que facilita una amplia y objetiva
perspectiva en la descripción de ambientes y psicologías.
Temáticamente, el adulterio se
convirtió en el tema central de la novela realista gracias a los matrimonios
fruto de conveniencias sociales, que en la mayoría de los casos suponía una
pesadilla para las esposas. Notables ejemplos de ello son Madame Bovary de Gustave
Flaubert, La Regenta de Clarín y Anna Kareninna de Tolstoi.
Las principales características
de la novela realista francesa son:
-
Forma de expresión predominante dentro del marco
novelístico: narrativa y descripción. Diálogos naturales y lógicos.
-
Propósito de crear un arte útil para la
sociedad: reflejar la realidad tal y como era, con sus injusticias, etc.
-
Personajes que representan las distintas clases
sociales: burgueses, aristócratas, proletariado.
-
Profundo análisis psicológico de los personajes.
FIODOR DOSTOIEVSKI Y EL REALISMO PSICOLÓGICO RUSO: “Crimen y Castigo”.
El realismo psicológico ruso
apareció en la segunda mitad del siglo XIX como consecuencia de las
circunstancias sociales de la época. El realismo psicológico fue un paso más
allá del modelo establecido por los franceses, y su objetivo era proyectar de
manera más real el mundo interior de los personajes.
En este tipo de literatura se
elimina todo aspecto subjetivo que aleja de la realidad, la cual es analizada
profundamente. Lo esencial es la descripción profunda del carácter y de la
conducta de los personajes. El tema principal de las obras es abordar problemas
de la existencia humana.
Mediante la descripción minuciosa
de los detalles se procura mostrar una reproducción exacta de la realidad. El
lenguaje de las obras es coloquial y crítico, el cual muestra una relación
entre las personas y su entorno. El objetivo del autor es analizar y denunciar
los males de la sociedad de la época.
Las obras son contadas por un
narrador omnisciente que conoce con detalle todo lo que rodea a los personajes.
Se emplea con frecuencia el estilo indirecto libre, mediante el que se
reproducen los sentimientos o sensaciones de los personajes dentro del discurso
del narrador.
El primer realista ruso en
narrativa fue Gogol, Almas muertas,
muy a su pesar ya que se inclinaba más a una novela más fantasiosa con grandes
dosis de misticismo; sin embargo, hizo uso de un realismo crítico en sus obras
que acrecentó cada vez más. A partir de él se desarrolló en Rusia uno de los
grandes ciclos de la literatura universal, en el jugaron un papel importante
escritores como Turguéniev, Tolstoi y Dostoievski.
EDGAR ALLAN POE Y LA RENOVACIÓN DEL CUENTO: “EL GATO NEGRO”.
Durante el siglo XIX se produce
un gran auge del cuento literario que se inicia con la llegada del
Romanticismo. Entre las principales características del Romanticismo se
encuentran:
-
El gusto por la cultura popular y las
tradiciones.
-
El gusto por lo desconocido y lo misterioso.
-
El reflejo del estado anímico del artista en el
paisaje.
-
El gusto por los personajes rebeldes, marginados
e incomprendidos.
-
La tendencia al análisis de los sentimientos y
psicología de los personajes, más que a la narración de los acontecimientos.
Todas estas características se
pueden apreciar en mayor o menor medida en la obra de Edgar Allan Poe, quién se
convirtió en el principal representante del cuento fantástico romántico.
Durante la Edad Media el cuento
había gozado ya de gran difusión por Europa: Cuentos de Canterbury, Libro del Conde Lucanor, Calila e Dimna, Las Mil
y una Noches. Con Poe no solo se trató de contar simplemente la historia,
sino de crear completas realidades alternas vistas desde los ojos de personajes
que no pretendían ser una copia fiel de los humanos “reales”, sino de entes
literarios sumergidos en universos literarios con vidas creíbles pero por
completo literarias. Destacó también la posibilidad de plantear un final
abierto, sin un cierre preciso. Poe dio complejidad y profundidad al género.
Los temas más recurrentes en sus
cuentos tienen que ver con el mundo de
la muerte y sus alrededores: calaveras, tumbas, enterrados vivos, momias,
cadáveres emparedados… El desequilibrio mental y neurótico de Poe le valió para
renovar el cuento fantástico y para multiplicar y enriquecer los temas y
matices de los relatos.
En cuanto a sus características
formales y estilísticas, destaca su intensidad narrativa, la creación de
ambientes increíblemente originales, el análisis con rigor científico de
escenarios y situaciones inquietantes y extraños, su inclinación hacia el
análisis psicológico detallado frente a la narración de acciones inmediatas; y
su valoración de la imaginación y la originalidad, así como de la
verosimilitud.
CHARLES BAUDELAIRE Y LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA: “La cabellera”.
El simbolismo se originó en
Francia y constituye uno de los movimientos artísticos más importantes del
siglo XIX. En su génesis fue una reacción literaria en contra del Naturalismo y
el Realismo, movimientos anti – idealísticos que exaltaban la realidad
cotidiana y la ubicaban por encima de lo ideal. Estos movimientos provocaron un
gran rechazo en la juventud parisina, lo que les llevó a exaltar la
imaginación, espiritualidad y los sueños. El primer escritor en reaccionar fue
el francés Charles Baudelaire, considerado a día de hoy como el padre de la
lírica moderna, y punto de partida del Parnasianismo, Decadentismo, Modernismo
y Simbolismo.
El Simbolismo es una corriente
estética que se inicia con la obra de Baudelaire, culmina con autores como
Rimbaud y Verlaine, y se prolonga en el siglo XX con poetas como Machado, T.S
Eliot y Valery.
La poesía simbolista busca vestir
a la idea de una forma sensible. Además, utiliza el lenguaje literario como
instrumento cognoscitivo, lo que la impregna de misterio y misticismo. Fue
considerado durante mucho tiempo como el lado oscuro del Romanticismo. Los
simbolistas basaron su esfuerzo en encontrar una musicalidad perfecta en sus
rimas, dejando en segundo plano la belleza del verso.
Intentaban encontrar lo que
Charles Baudelaire denominó “teoría de las correspondencias”, es decir, las
secretas afinidades entre el mundo sensible y el mundo espiritual. Para ello
utilizaron mecanismos estéticos como la sinestesia (mezclar sensaciones
percibidas por órganos sensoriales distintos).
El símbolo es el medio para
expresar lo que no puede encerrase en conceptos. El poeta es capaz entonces de
interpretar el misterio del mundo. Los simbolistas defienden la importancia de
los sentidos, ya que todo lo que nos rodea es fuente de goce para ellos. Las
sinestesias y la musicalidad son dos pilares fundamentales en la poesía
simbolista, que además hace uso del verso libre.
Toda esta nueva estética cobra
vida en la obra de Charles Baudelaire “Las
flores del mal”, considerada como su máxima obra y una de las más
importantes de la poesía moderna.
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