miércoles, 19 de septiembre de 2012

TEMA PAU, no recuerdo el número... pero es de los últimos jajaja


LA INTEGRACIÓN INTERNACIONAL: INCORPORACIÓN A LA OTAN Y A EUROPA.

El proceso de Transición política en España  resolvió, una vez terminado el mismo, la integración, como miembro de pleno derecho en las comunidades internacionales, en las comunidades europeas.
Si durante el franquismo se intentó por todos los medios pertenecer a estas instituciones supranacionales, el régimen dictatorial de Franco, no podía, de ninguna manera ser avalado por las democracias europeas. Una vez salvado el escollo político, y una vez restablecidas las libertades en España, el camino quedaba expedito para la integración española en las instituciones europeas y atlantistas, dentro del marco occidental.
El proceso se inició con un fuerte empuje por parte del gobierno de Adolfo Suárez, pero la crisis interna de la UCD, partido de Suárez, no le dejó tomar la iniciativa de forma clara.
No obstante, por primera vez en la historia democrática de España se creó un ministerio específico para las relaciones europeas, adquiriendo una especial relevancia ya que la CEE era el primer cliente y principal proveedor comercial de España. Tanto es así, que el propio ministro Leopoldo Calvo Sotelo, fue el encargado de sustituir a Suárez en la presidencia del gobierno cuando este presentó su dimisión en 1981. De ello se desprendió la importancia del objetivo europeo, objetivo que pasa tener un carácter irrenunciable para las diferentes administraciones españolas.
El primer paso fue dado por el Gobierno de Calvo Sotelo al ingresar en la OTAN, organización de defensa que agrupa a los países de la Comunidad junto a los EE.UU. y Canadá. La integración en la alianza atlántica se realizó con un gobierno en minoría y con una fuerte crisis, por la descomposición paulatina del partido que sostenía al gobierno (UCD).
La integración se realizó con la oposición de los partidos de izquierda y también un fuerte rechazo de la ciudadanía española. Esta situación de rechazo fue aprovechada por el PSOE que prometió, en caso de llegar al poder, una consulta popular vía referéndum para optar a la salida de la institución militar.
La victoria socialista en 1982, marcó nuevos caminos pero mantuvo siempre el mismo objetivo planteado por los gobiernos anteriores, la integración europea. Esto se debió a varios aspectos positivos, no solo desde el punto de vista económico, sino también político, ya que significaría un gran espaldarazo a la joven democracia española fortaleciéndola.
El PSOE, ya en el gobierno, inició un cambio de rumbo en su política para con la OTAN, pasando de un tímido rechazo a pedir en el referéndum, abiertamente el sí. Los resultados del referéndum dieron la posibilidad al PSOE y a su gobierno de mantener a España dentro de la OTAN, permaneciendo, eso sí, dentro de la estructura política y fuera de la estructura militar de la organización.
A partir de este momento España inició un proceso de adaptación a la integración europea. Sobre todo una adaptación económica que permitió en la década de los ochenta firmar el acta de adhesión al Tratado de Roma.
Aún así, la firma de dicho trata supuso grandes dificultades: vencer la negativa francesa, cumplir con los requisitos de adaptación económica impuestos por la comunidad… Sin embargo, al fin y al cabo, el gran consenso existente en éste capítulo hizo posible la integración de España en las Comunidad Europea.
La incorporación en Europa trajo a España muchas ventajas. Si en un primer momento fue necesario acometer grandes reformas estructurales con costes sociales importantes, la integración nos ha beneficiado, pues la pertenencia a ese gran mercado, donde se encuentran las más fuertes economías mundiales, sirvió como acicate para la inversión tanto de capitales nacionales con extranjeros, que hicieron despegar la economía española de forma clara y contundente. Además, los fondos de cohesión y ayuda permitieron ayudar a las regiones más desfavorecidas a iniciar su desarrollo.
Por último, señalar que la integración en Europa también supuso el fortalecimiento y reconocimiento internacional para la joven democracia española, que sin traumas, sin derramamiento de sangre y fuertes convulsiones sociales, supuso un hito histórico mundial por lo singular de nuestra transición política, pasando de un régimen totalitario a un sistema de libertades, hecho que no había tenido ejemplos en la historia reciente.

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